Parque Nacional "Vapor Cué" - Paraguay
Un abandono inexplicable
Por: Ernesto Rivarola
![Imagen](/uploads/3/1/1/0/31103187/8866898.png?440)
El Parque Nacional Vapor Cué, sigue siendo un interesantísimo atractivo turístico, a pesar del lamentable estado de abandono en el que se encuentra.
Este Museo al aire libre está ubicado a escasos 4 kilómetros de la ciudad de Caraguatay y tiene un predio de 54 hectáreas, que alberga a cuatro embarcaciones que participaron de la guerra contra la Triple Alianza (1864-1870).
Son los restos de buques de guerra de la Armada Paraguaya que llegaron hasta ahí durante la Guerra de la Triple Alianza, en 1869, y quedaron varados en el lugar por más de un siglo.
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A partir del año 1978 se comenzó a trabajar en la recuperación de las piezas de artillería y de los restos de los buques hundidos durante dicha guerra y con gran ayuda de la comunidad se construyó este santuario.
El lugar es atravesado por el Río Yhaguy que actualmente, debido a su poco caudal, es considerado prácticamente un arroyo, pero en épocas anteriores era completamente.
Hoy en día, piezas importantes y restos de varios buques, se encuentran en exposición permanente.
Un verdadero monumento y testimonio silencioso sobre la historia del Paraguay.
El lugar es atravesado por el Río Yhaguy que actualmente, debido a su poco caudal, es considerado prácticamente un arroyo, pero en épocas anteriores era completamente.
Hoy en día, piezas importantes y restos de varios buques, se encuentran en exposición permanente.
Un verdadero monumento y testimonio silencioso sobre la historia del Paraguay.
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BREVE RESEÑA DE LA BATALLA NAVAL
Durante la Guerra contra la Triple Alianza, habiendo ocupado los aliados Asunción, los buques del Mariscal López, ya desarmados de material bélico, huyeron hacia el norte por el Río Paraguay.
Una división del a escuadra brasileña, compuesta por el acorazado Bahía y varios monitores y cañoneros, parten aguas arriba con el propósito de capturar a estos barcos de la marina paraguaya.
Sobre todo deseaban recapturar al Anhambay, que había sido asaltado y capturado por los paraguayos en el Matto Grosso por los buques Ypora y Río Apa en el río San Lorenzo antes de comenzar la guerra, en enero de 1865.
La escuadra paraguaya, huyendo, entra al río Manduvirá y para trabar la entrada de los brasileños hunde en un recodo, donde se formaba una curiosa bifurcacion formando un islote, al buque Paraguarí.
Las demás naves siguen navegando por el Manduvirá y en el paso "Tobatí Tuyá" (Arroyos y Esteros) hunden la segunda nave, la "Yberá" y una chalana, lo que imposibilitó el paso de la flota aliada, ya que en la margen opuesta existe una restinga con piedras.
Los brasileños comprenden que sólo sus monitores pueden seguir navegando y así continúan con mucha prudencia y cautela, dejando los buques acorazados en la desembocadura del río Manduvirá con el río Paraguay.
Los buques Paraguayos a vapor continuaron navegando por el río Manduvirá y luego por otro más angosto llamado Yhaguy.
Por allí se internaron casi cien kilómetros tierra adentro y los últimos tramos se hicieron arrastrando los barcos a la sirga, o sea remolcándolos desde las orillas, quedando varados finalmente en la zona.
Debido a estas maniobras, los buques brasileños no logran pasar y navegan marcha atrás hasta llegar a la desembocadura con el Manduvira.
Las naves paraguayas que quedaban aún a flote eran : Rio Apa, Paraná, Yporá, Salto del Guairá, Pirabebé y el Anhambay.
Al saber el mando paraguayo del ingreso de los buques brasileños al Manduvirá, se encomendó al CF Romualdo Núñez que con un batallón de marina se uniera a un regimiento, para cerrar el paso de retorno a las naves aliadas, en el paso "Garayo".
Una vez que las embarcaciones traspasaron el sitio, Núñez mando echar en el mencionado paso carretas encadenadas, gran cantidad de piedras arrancadas del cerrito cercano y gruesos trozos de ramas y madera fresca cortadas de los bosques vecinos; pero los mejores planes dependen de la naturaleza; una fuerte tormenta hizo crecer al río dejando paso a los acorazados brasileños, que, sin pérdida de tiempo, emprendieron la marcha aprovechando esta ventaja, bajo los fuegos de las tropas paraguayas, que no lograron hacerles daño alguno.
Más adelante tres de los acorazados brasileños, con dos vapores chicos, remontaron el Manduvirá hasta frente de la capilla de Caraguataý, con la idea de apoderarse de las naves paraguayas, varadas en aquel puerto.
Cuenta la historia que ante la superioridad numérica de la fuerza aliada y al darse cuenta que las maniobras de distracción no daban resultado y las tropas aliadas se aproximaban, el 18 de agosto de 1869 López desde el promontorio de José Ramírez donde hoy se encuentra el monolito alegórico, dio órdenes de incendiar y hundir los barcos para bloquear el paso de la flota enemiga y evitar que las tropas aliadas (Brasil, Argentina y Uruguay) se apoderaran de los bienes de la Marina Paraguaya.
Los marinos que las custodiaban huyeron por la rinconada de Saladillo para incorporarse a las fuerzas de López,
Desde entonces, los seis barcos quedaron olvidados en el tiempo y se fueron enterrando en el lodo del río Yhaguy.
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EL PARQUE NACIONAL VAPOR-CUÉ EN LA ACTUALIDAD - AÑO 2015
Con los años los pobladores fueron depredando los elementos de valor e incluso se retiró una máquina de vapor completa de una de las unidades para propulsar un ingenio azucarero.
Durante muchos años los restos y especialmente las grandes calderas fueron una parte más del paisaje de la llanura hasta que en los años ´70 y hasta el ´83 se inició un operativo de recuperación y puesta en valor cuyos resultados hacen lanzar exclamaciones de asombro al visitante.
La primera impresión es de incredulidad ante el hecho innegable que barcos de semejante tamaño hayan podido ser maniobrados en un curso de agua tan estrecho y la segunda, es justamente verlos en medio de un ambiente tan poco marino como esta llanura, ubicados sobre sus pedestales.
Cascos de acero y restos de duras maderas que otrora formaban cascos, enormes calderas, motores a vapor, ruedas de paletas y un sinfín de accesorios recuperados se exponen al aire libre sin mayores cuidados ni controles.
Hay dos barcos de hierro, el “AMHAMBAY” a ruedas laterales tomado a los brasileños y el “PIRAVEVÉ” a hélice, y cuatro de madera (“RIO APA”, “YPORÁ”, “SALTO DEL GUAYRA” y “PARANÁ”), cuyos maderámenes semipodridos están expuestos y lamentablemente sometidos a la inevitable degradación del material que ha estado mucho tiempo sumergido.
Junto a cada montón de maderos están las respectivas calderas, y las partes de las máquinas a vapor y de las ruedas de paletas que sobrevivieron a las sucesivas depredaciones.
El barco más grande tiene 42 metros de eslora y el menor 20, lo que da una idea de tamaño y las dificultades de maniobrarlos en un río apenas más ancho que la manga del barco más grande.
El Parque Histórico Nacional de Vapor Cué se encuentra en la actualidad en un estado de semiabandono y de mucho descuido.
Los restos de las piezas navales así como de los barcos restaurados y restos de calderas, no reciben ningún tipo de mantenimiento ni atención.
Ante esta realidad, y por consecuencias del sol, las lluvias y el estar a la intemperie, se aceleran los deterioros de las estructuras de estos históricos restos navales ahí expuestos.
No se explica cómo después de las titánicas tareas realizadas en 1978 para lograr rescatar estos buques, todo ese trabajo caiga en el olvido, al permitir que el abandono y el descuido de hoy, pongan en peligro la integridad de sus restos.
Un impresionante testimonio histórico que no debería perderse y que nos recuerda otra triste página de aquella lamentable contienda que fue la Guerra de la Triple Alianza.
Ojalá esta situación pueda revertirse …
Fuentes consultadas:
Experiencias personales -Fotos 2015
Testimonios de pobladores
http://www.histarmar.com.ar/
http://www.ultimahora.com/
http://madamalynch.blogspot.com.ar/
Con los años los pobladores fueron depredando los elementos de valor e incluso se retiró una máquina de vapor completa de una de las unidades para propulsar un ingenio azucarero.
Durante muchos años los restos y especialmente las grandes calderas fueron una parte más del paisaje de la llanura hasta que en los años ´70 y hasta el ´83 se inició un operativo de recuperación y puesta en valor cuyos resultados hacen lanzar exclamaciones de asombro al visitante.
La primera impresión es de incredulidad ante el hecho innegable que barcos de semejante tamaño hayan podido ser maniobrados en un curso de agua tan estrecho y la segunda, es justamente verlos en medio de un ambiente tan poco marino como esta llanura, ubicados sobre sus pedestales.
Cascos de acero y restos de duras maderas que otrora formaban cascos, enormes calderas, motores a vapor, ruedas de paletas y un sinfín de accesorios recuperados se exponen al aire libre sin mayores cuidados ni controles.
Hay dos barcos de hierro, el “AMHAMBAY” a ruedas laterales tomado a los brasileños y el “PIRAVEVÉ” a hélice, y cuatro de madera (“RIO APA”, “YPORÁ”, “SALTO DEL GUAYRA” y “PARANÁ”), cuyos maderámenes semipodridos están expuestos y lamentablemente sometidos a la inevitable degradación del material que ha estado mucho tiempo sumergido.
Junto a cada montón de maderos están las respectivas calderas, y las partes de las máquinas a vapor y de las ruedas de paletas que sobrevivieron a las sucesivas depredaciones.
El barco más grande tiene 42 metros de eslora y el menor 20, lo que da una idea de tamaño y las dificultades de maniobrarlos en un río apenas más ancho que la manga del barco más grande.
El Parque Histórico Nacional de Vapor Cué se encuentra en la actualidad en un estado de semiabandono y de mucho descuido.
Los restos de las piezas navales así como de los barcos restaurados y restos de calderas, no reciben ningún tipo de mantenimiento ni atención.
Ante esta realidad, y por consecuencias del sol, las lluvias y el estar a la intemperie, se aceleran los deterioros de las estructuras de estos históricos restos navales ahí expuestos.
No se explica cómo después de las titánicas tareas realizadas en 1978 para lograr rescatar estos buques, todo ese trabajo caiga en el olvido, al permitir que el abandono y el descuido de hoy, pongan en peligro la integridad de sus restos.
Un impresionante testimonio histórico que no debería perderse y que nos recuerda otra triste página de aquella lamentable contienda que fue la Guerra de la Triple Alianza.
Ojalá esta situación pueda revertirse …
Fuentes consultadas:
Experiencias personales -Fotos 2015
Testimonios de pobladores
http://www.histarmar.com.ar/
http://www.ultimahora.com/
http://madamalynch.blogspot.com.ar/