Atilio Caballero y "Los Siderales"
Por: Ernesto Rivarola - Publicada en GAF - 2006
En octubre de 1969, un grupo de amigos apasionados por la música, deciden juntarse para tocar y formar lo que por entonces llamaban una Jazz, un conjunto musical que incluía en su repertorio todo tipo de ritmos y melodías.
Así, Carlos Presentado como director y primera guitarra, Oscar "Maceta" Giménez en la segunda guitarra, Atilio Caballero en el bajo, Carlos Villasanti en la batería e Hilario Melgarejo como primera voz del grupo, crean la Jazz Los Siderales, que comienza a ensayar intensivamente en la casa del baterista Carlos Villasanti, en la calle Jonás Salk entre Coronel Bogado y O`higgins del barrio San Miguel aunque luego, por razones de comodidad tanto del grupo como de la familia, deciden trasladar la sala de ensayos a la casa del director del grupo Carlos Presentado en la Av. González Lelong 735.
"Ensayábamos a la siesta que era el único tiempo libre que teníamos porque todos trabajábamos y la verdad era un verdadero sacrificio, pero lo hacíamos por amor a la música", cuenta Atilio Caballero el bajista del grupo: "teníamos un amplio repertorio que incluía selecciones de rock, zamba brasilera, polcas y los infaltables temas de los cantantes más populares de la época como Leo Dan y Palito Ortega, pero uno de nuestros fuertes eran las serenatas a la luz de la luna que ejecutábamos en ritmo bailable, una costumbre que lamentablemente hoy ya se perdió" dice con nostalgia.
La cantidad de presentaciones que hacían por fin de semana en cumpleaños, casamientos y bailes, justificaron el esfuerzo de ensayar, comprar los equipos y los uniformes ya que había oportunidades en las que hacían hasta tres shows en una misma noche en distintos clubes y confiterías de la época, entre los que recuerda el club Primero de Mayo que estaba en la Av. 9 de Julio entre Paraguay y Napoleón Uriburu, las confiterías El Cabildo, en España y Belgrano, y El Molino en 25 de Mayo y Rivadavia, la tradicional Casa Paraguaya en Deán Funes y Brandsen y la pista El Pajarito, en la Av Independencia y Las Heras, sin contar con los contratos que tenían en el interior de la provincia tocando localidades como Ibarreta, Pozo del Tigre y Estanislao del Campo.
ANÉCDOTAS:
Caballero recuerda algunos de los tantos viajes al interior, uno en tren a Estanislao del Campo en el que de repente comenzaron a escuchar un hermoso chamamé y al buscar de donde venía, se encontraron en el vagón siguiente al famoso bandoneonísta Héctor Ortiz, hijo del conocido acordeonista Nenito Ortiz.
En otro viaje que realizaron en un camión de Nene "Pajarito" Cáceres hasta Ibarreta, cuenta que llegaron, actuaron e inmediatamente pegaron la vuelta "todavía hoy nos dura el cansancio y la cantidad de tierra que tragamos en ese viaje ya que en aquel entonces el 80 % de los caminos eran de tierra".
Así, Carlos Presentado como director y primera guitarra, Oscar "Maceta" Giménez en la segunda guitarra, Atilio Caballero en el bajo, Carlos Villasanti en la batería e Hilario Melgarejo como primera voz del grupo, crean la Jazz Los Siderales, que comienza a ensayar intensivamente en la casa del baterista Carlos Villasanti, en la calle Jonás Salk entre Coronel Bogado y O`higgins del barrio San Miguel aunque luego, por razones de comodidad tanto del grupo como de la familia, deciden trasladar la sala de ensayos a la casa del director del grupo Carlos Presentado en la Av. González Lelong 735.
"Ensayábamos a la siesta que era el único tiempo libre que teníamos porque todos trabajábamos y la verdad era un verdadero sacrificio, pero lo hacíamos por amor a la música", cuenta Atilio Caballero el bajista del grupo: "teníamos un amplio repertorio que incluía selecciones de rock, zamba brasilera, polcas y los infaltables temas de los cantantes más populares de la época como Leo Dan y Palito Ortega, pero uno de nuestros fuertes eran las serenatas a la luz de la luna que ejecutábamos en ritmo bailable, una costumbre que lamentablemente hoy ya se perdió" dice con nostalgia.
La cantidad de presentaciones que hacían por fin de semana en cumpleaños, casamientos y bailes, justificaron el esfuerzo de ensayar, comprar los equipos y los uniformes ya que había oportunidades en las que hacían hasta tres shows en una misma noche en distintos clubes y confiterías de la época, entre los que recuerda el club Primero de Mayo que estaba en la Av. 9 de Julio entre Paraguay y Napoleón Uriburu, las confiterías El Cabildo, en España y Belgrano, y El Molino en 25 de Mayo y Rivadavia, la tradicional Casa Paraguaya en Deán Funes y Brandsen y la pista El Pajarito, en la Av Independencia y Las Heras, sin contar con los contratos que tenían en el interior de la provincia tocando localidades como Ibarreta, Pozo del Tigre y Estanislao del Campo.
ANÉCDOTAS:
Caballero recuerda algunos de los tantos viajes al interior, uno en tren a Estanislao del Campo en el que de repente comenzaron a escuchar un hermoso chamamé y al buscar de donde venía, se encontraron en el vagón siguiente al famoso bandoneonísta Héctor Ortiz, hijo del conocido acordeonista Nenito Ortiz.
En otro viaje que realizaron en un camión de Nene "Pajarito" Cáceres hasta Ibarreta, cuenta que llegaron, actuaron e inmediatamente pegaron la vuelta "todavía hoy nos dura el cansancio y la cantidad de tierra que tragamos en ese viaje ya que en aquel entonces el 80 % de los caminos eran de tierra".
Un solo cambió sufrió la banda en aquel entonces, al desvincularse Maceta que era la segunda guitarra, Atilio Caballero tomó su lugar y se incorporó Chiquitín Arias, el Zurdo hijo del popular bandoneonista Liquicho Arias, como bajista, pero luego de un poco más de dos años juntos Los Siderales deciden separarse y fijarse nuevos horizontes.
"Hoy, a 42 años de aquella experiencia evoco esos gratos momentos, la música me brindó muchas satisfacciones y muchos amigos y además, me dio la posibilidad de tener por lo menos un techito con paredes de material, a Dios gracias", nos dice Caballero antes de despedirnos.
Agosto de 2006
"Hoy, a 42 años de aquella experiencia evoco esos gratos momentos, la música me brindó muchas satisfacciones y muchos amigos y además, me dio la posibilidad de tener por lo menos un techito con paredes de material, a Dios gracias", nos dice Caballero antes de despedirnos.
Agosto de 2006