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ACADEMIA LEMOS
60 PALABRAS POR MINUTO
Por: Ernesto Rivarola
Publicado en Guía Amarilla de Formosa revista, abril de 2006.
Don Miguel Ángel Lemos, más conocido por su apodo de Don Mañito, durante sus primeros años vivió en la casa de la calle Córdoba y Saavedra, detrás del Distrito Militar, cerca de lo que se conocía como el Escuadrón Bajo Paraguay de Gendarmería Nacional.
En 1949, después de realizar el servicio militar obligatorio en la base aeronáutica de Reconquista, provincia de Santa Fe, volvió a Formosa apasionado con el arte de escribir a máquina por lo que decidió entonces perfeccionarse estudiando dactilografía en la casa de Julio Alberto Pereira, ubicada en la calle Juan José Silva 36.
Su padre entonces, le compró su primera máquina de escribir, una Wellington, en el comercio de Raúl José Nasti, ubicado en la esquina de España y Rivadavia, con la que comenzó a practicar a toda hora..
En octubre de 1950, conoció a quien sería su pareja, Yolanda Pilar Brunelli, y ya por esos años comenzó con la enseñanza de este oficio.
Luego de tres años se casaron e instalaron su Academia en la calle Rivadavia 279, pero el 6 de septiembre de 1961, ya con la correspondiente habilitación municipal, pasaron a su actual edificio de la calle Rivadavia Nº 355, entre Maipú y Juan José Silva, donde están asentados hasta ahora.
La Academia Lemos, inició sus actividades con dos máquinas de escribir.
Al año ya alcanzaban las siete, y en 1968 contaban ya con sesenta máquinas, divididas en tres salones y con con cuarenta sucursales: veinticinco en los distintos barrios, catorce en el interior de la provincia y una en la ciudad de Alberdi, República del Paraguay.
Posteriormente se sumaron las enseñanzas de distintas disciplinas como taquigrafía, contabilidad, inglés y la preparación de alumnos en distintas materias.
La academia sufrió el impacto de los cambios tecnológicos y de la máquina de escribir tuvo que pasar a las computadoras, para satisfacer las nuevas exigencias de capacitación. “Nosotros hicimos el cambio y continuamos enseñando a esta nueva generación y también a los viejos alumnos que alguna vez tomaron clases de mecanografía”, remarcó Lemos.
Pero a pesar del cambio la dactilografía sigue siendo tan importante como antes, por esta razón en sus aulas todavía se encuentran las antiguas máquinas de escribir Olivetti Lexikon 80, entre otras.
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Desde 1994 el director de la Academia es Miguel Ángel Lemos, hijo.
El 6 de setiembre del 2000 festejaron los 50 años ininterrumpidos de trabajo en familia y orgullosos señalan que por sus aulas pasaron y se recibieron más de 30 mil alumnos, lo que posibilitó que muchos de ellos no sólo consiguieran mejores trabajos, sino que además ocuparan importantes cargos, tanto en el sector público como privado.
Al momento de realizar esta nota y pese a sobrepasar por distintos problemas de salud, con cinco nietos, todavía se lo puede ver a don Mañito surcar las aulas de su academia, corrigiendo, dando clases y no escatimando la oportunidad de hablar y dar lecciones sobre el comportamiento humano y las buenas costumbres. Todo esto bajo el atento control de su compañera Yolanda, encargada de observar cada detalle que ocurre en la Academia.
Como siempre decía Don Mañito: “Los buenos modales y las buenas costumbres nunca pasan de moda”...
El 6 de setiembre del 2000 festejaron los 50 años ininterrumpidos de trabajo en familia y orgullosos señalan que por sus aulas pasaron y se recibieron más de 30 mil alumnos, lo que posibilitó que muchos de ellos no sólo consiguieran mejores trabajos, sino que además ocuparan importantes cargos, tanto en el sector público como privado.
Al momento de realizar esta nota y pese a sobrepasar por distintos problemas de salud, con cinco nietos, todavía se lo puede ver a don Mañito surcar las aulas de su academia, corrigiendo, dando clases y no escatimando la oportunidad de hablar y dar lecciones sobre el comportamiento humano y las buenas costumbres. Todo esto bajo el atento control de su compañera Yolanda, encargada de observar cada detalle que ocurre en la Academia.
Como siempre decía Don Mañito: “Los buenos modales y las buenas costumbres nunca pasan de moda”...