San Francisco de Laishí
La Misión...
Condensado de “La Misión” - Una historia común y un terruño compartido
Trabajo de: Luis Miguel Lotto
GAF 2008
![Imagen](/uploads/3/1/1/0/31103187/7294157.jpg?379)
1890 - 1900 - OCUPACIÓN PACIFICA
A fines del siglo XIX las cruentas campañas contra los indios en nombre de la civilización tuvieron abundantes denuncias en su contra. Pero los intereses creados no permitieron soluciones humanitarias. Hasta los mismos ejecutores de las acciones sentían el peso de la culpa:
"Llevarles a los indios la prédica de la cruz y las leyes y tras prédica tan santa, llevar la espada y el Remington y el Máuser para convertirlos en gusanos, no ha de calificarse como muy fraternal, ni muy civilizado". (General Ignacio Fotherimgham).
Esta problemática es acaloradamente discutida en el Congreso Nacional, hasta que en 1899 se resuelve por unanimidad proceder por medios pacíficos la ocupación definitiva de los territorios todavía ocupados por indígenas. Tres fueron las principales modalidades que tomó la ocupación pacífi¬ca: Compañías Particulares. Misiones Religiosas y Reducciones Estatales. Estas como Napalpi cerca de Quitilipi y Bartolomé de las Casas cerca de Fontana fueron más tardías. Las Compañías terratenientes, beneficiarias directas, fueron las pioneras estableciendo obrajes e ingenios azucareros y explotando la mano de obra indígena.
En el Congreso de la Nación se trata el asunto: "Puesto que es imposible que el Estado pueda diseminar escuelas en regiones tan extendidas, de comunicaciones tan difíciles y de población tan poco densa, solamente podrán hacerlo hombres desprendidos de la familia" (O'Farrel, Diputado Nacional).
"Debería encargarse a esas misiones que recojan todos esos indios y les den asilo, porque son esos hombres los únicos que podrán hacerlo con el desprendimiento y la abnegación necesaria" (Amando Alcorta, Ministro de Educación).
Con argumentos como estos, se dieron curso a las solicitudes de los salesianos para fundar misiones en la Patagonia y a los Franciscanos para hacerlo en el Chaco y Formosa. Es asi como en 1899 el Padre Iturralde viajó a Formosa para tomar contacto con los aborígenes y explorar la zona.
1901-1907 - EL PADRE ITURRALDE
En 1900 el Gobierno Nacional incluye en el presupuesto partidas para las misiones en el Chaco y Formosa y en abril se suscribe el contrato entre el Gobierno y los Franciscanos.
En csc contexto se erigen las misiones franciscanas (Laishi, Tacaaglé y Nueva Pompeya) con el propósito de proteger al aborigen de los efectos violentos de la conquista y con la finalidad de prepararlos para que se integren con más equidad a la sociedad nacional.
La Orden de Frailes Menores Franciscanos designó al Padre Pedro Iturralde Prefecto de Misiones (1898). Desde ese mismo momento, a pedido del Obispo de Santa Fe. Mons. Juan Agustín Boneo, inició tratativas para fundar misiones en Formosa. Durante sus expediciones exploratorias se preocupó por establecer contacto con los propios indígenas, buscando su consentimiento y colaboración. Esta actitud fue muy valorada por los Tobas, a tal punto que en su tradición oral conservan relatos de aquellos encuentros.
El Padre Iturralde se hizo cargo personal-mente de fundar la Misión San Francisco del Laishi y dirigirla durante sus primeros seis años, lo que demuestra la importancia que se le dio desde un primer momento.
Tanto Nueva Pompeya con los wichís en el oeste a orillas del Bermejo, como Tacaaglé con los Tobas del Norte de Formosa, fundadas en la misma época .tuvieron un desarrollo menor. Además Laishí es la única en la que permanecen los Franciscanos hasta la fecha.
Acorde con la espiritualidad de los primeros evangelizadores de América, aquellos Frailes que ya habían acompañado a Cristóbal Colón .el Padre Iturralde tenía una visión positiva de los Indígenas y denunciaba el comportamiento injusto de los conquistadores.
Los indios no son tan salvajes como se cree conocen las ventajas de la civilización y la aceptarían de buen grado si la experiencia no les enseñara que las más de las veces “civilización” es para ellos sinónimo de 'opresión' siendo esto causa de que muchos crean de que el indio es refractario a ella, cuando en realidad de verdad, a lo que es refractario es a las injusticias de los civilizados a la moderna, que los explotan vergonzosamente por carecer de moral cristiana, única base del bienestar de los pueblos". (Informe a Mons. J. A. Boneo. Obispo de la jurisdicción).
Se internara en la floresta formoseña intentando suprimir la conquista violenta por medio de la evangelización pacifica. Para llegar a Laishí tuvo que recorrer muchas leguas de selva con la guía y protección de un grupo de bravos Tobas, con quienes de mutuo acuerdo eligieron un lugar a orillas del Salado.
El 25 de Marzo de 1901 se labra el Acta de Fundación de la Misión Nuestro Padre San Francisco del Laishí. San Francisco en honor al fundador de la Orden y Laishí en reconocimiento al Cacique "que encontró esta tierra" al decir de los indígenas.
1901-1907 LA ACTIVIDAD RELIGIOSA
"La actividad diaria comenzaba con el suministro de alimentos (charque, maíz o porotos, galletas y yerba) y luego los aborígenes eran distribuidos en diversas tareas: laboreos de madera, transporte de material, construcción de edificios, cultivos de la tierra o en otras actividades.
La instrucción religiosa no fue preferente en los primeros tiempos ya que necesitaban construir primero las instalaciones.
Los domingos por la mañana la población asistía a misa oficiada en latín y escuchaba la explicación del Evangelio, efectuada en lengua castellana. Por la tarde asistían a la catequesis, rezo del rosario y participaban de la retreta ejecutada por una banda musical de niños y jóvenes tobas. En este solitario paraje se celebraban el primero de enero, el día de Reyes, la Semana Santa, Pascua, Corpus Christi y Navidad, entre otras".
El emplazamiento definitivo de la planta urbana recién se produjo en 1905, después de la gran Inundación de ese año. Su ubicación primitiva estaba en la margen izquierda del salado sobre el albardón que da al Puente Viejo.
Su reubicación tuvo, además, otras causas:
A la Misión ingresaban grupos de distintas procedencias. En la mayoría de los casos venían trayendo objetos para intercambiar por ropas y víveres y luego regresaban al monte. En otras ocasiones se quedaban para aprender a trabajar e integrarse a la vida de la Misión. Se han registrado diversos incidentes con aborígenes montaraces pero ninguno de real importancia y en la mayoría de los casos estos incidentes, que no eran más que robos de ganado, herramientas o víveres, eran promovidos por personas no aborígenes.
Los propios frailes asentaron en el Diario de la Misión del mes de junio de 1912 con respecto a uno de estos incidentes, tal vez el más importante:
"Hay algunos que opinan que a pesar de ser los indios los que se presentaban al atropello, eran mimados y protegidos por algunos pobladores del campo fiscal, motivado porque la Misión no toleraba las estafas e injusticias que con los paisanos de la Misión, cometían tales vecinos"
1907-1927 - PADRE BUENAVENTURA GIULIANI
Para hacerla económicamente sustentable, el sucesor del Padre Iturralde. el Padre Buenaventura Giuliani acometió varios emprendimientos productivos que aceleraron el en miento de la Misión.
De tal modo que, n pronto, se convirtió en cabecera de un área dominio bastante extensa, destacándose por el desarrollo de su infraestructura (Correo, telégrafo, registro civil, su capacidad productiva (Agricultura, ganadería, Ingenio azucare desmotadora de algodón) y su activo comercio con Formosa y otras zonas.
La producción era muy variada y de calidad reconocida en exposiciones regionales como la realizada en Resistencia a la que se enviaron según lo consigna el diario de la Misión del 6 de julio de 1916 los siguientes productos:
"Azúcar de 1° y 2a, maíz blanco, amarillo de chipa, locro y locrillo, tabaco en hoja, cigarrillo Ñacá y cigarros especiales, porotos varias clases, tártago de varías clases, aceite patas, maní, miel caña de tres clases, algodón desmotado y semillas de algodón, café criollo (cumandá) y varios trábalos textiles de 1os indígenas de la Misión".
La mano derecha del Padre Buenaventura fue Fray Miguel Amundarain. Bajo su dirección había construido el puente (1903) se tendió la línea telefónica Laishí - Curupay - Colonia Aquino, se levantó el ingenio, la desmotadora la usina, etc.
El ingenio trabajaba día y noche en la época de zafra, el aserradero solamente para las necesidades de consumo interno, el algodón se producía, desmotaba y enfardaba allí mismo.
Para la iluminación de la administración, el taller, la fábrica y para accionar los motores eléctricos, funcionaba un generador con motor a vapor.
Para el transporte terrestre, se contaba con carros fabricados allí mismo y para el fluvial, embarcaciones con motor y chatas a remolque.
La Misión era la única compradora y la única proveedora. Nada se pagaba o compraba con dinero en efectivo sino por medio de vales y créditos en la proveeduría.
Era la forma de evitar la venta de alcohol y otras baratijas en forma clandestina. Los agricultores indígenas recibían a precio de costo las herramientas y animales.
INFORME NÍKLISON
En el año 1914, el ingeniero Elías Níklison, Director del Departamento Nacional del Trabajo, viaja a la misión con el objeto de evaluar el desarrollo y actividades y eleva un favorable y tallado informe, el cual es publicado en1916 en el boletín informativo de esa oficina.
En él se remarca el excelente trabajo llevado a cabo por los franciscanos en todo cuanto a la organización general de la misión se refiere, pero se destaca una Importante falla en el aspecto educativo.
![Cuadro](/uploads/3/1/1/0/31103187/1477074.jpg?563)
1929 - PADRE PABLO ROSSI
Transcurridos los años veinte la Misión dejaba de ser un mundo exclusivamente indígena, e iba siendo infiltrado por el movimiento comercial y productivo del Territorio, cada día más activo. Su infraestructura urbana, única en el interior territorial, la convertía en un importante centro de interconexiones: Colonos en busca de peones capacitados para la agricultura, vendedores ambulantes, inmigrantes paraguayos y europeos en busca de trabajo o tierra.
Los Padres Franciscanos, decidieron darle un nuevo impulso a la actividad misionera, especialmente en el aspecto educativo, donde se venía arrastrando, desde los primeros tiempos, deficiencias que ya las había remarcado el Inspector Níklison en su informe:
Se decide implementar el sistema de internados dentro mismo de la Misión, propuesta realizada por el Ing. Elías Níklison quien a su vez estaba influenciado por la ideas provenientes de los Estados Unidos y Canadá donde se las implementaba en las reservaciones indígenas.
El proyecto fue madurando durante los últimos años de la década del veinte, época en que la orden franciscana tenía dificultades para encontrar el sucesor del Padre Buenaventura. Empieza a concretarse cuando, en 1928. el Convento de San Lorenzo recibe una donación de $ 45.000 para la creación de una Escuela Granja para niñas aborígenes. A tal fin los Padres buscan una Congregación de Hermanas que estén dispuestas a instalarse en la Misión, y nombran superior al Padre Pablo Rossi.
El Padre Pablo se hizo cargo de la administración en el año 1929, encontrándose con serias dificultades económicas para mantenerla en funcionamiento. La agricultura y sobre todo, el ingenio azucarero eran deficitarios.
Para llevar adelante el ambicioso proyecto de internados, encaró una profunda reordenación de la actividad productiva, centrándola en los obrajes y el aserradero (incluía carpintería y herrería) y en la ganadería mejorando las aguadas (molinos) e introduciendo el cebú. La fabricación de miel continuará solamente para el consumo interno mientras que se desalentará la agricultura para encausar la mano de obra indígena hacia los obrajes.
La prioridad del Padre Pablo fue la construcción del convento para las hermanas y sus pupilas, como también una escuela y la capilla.
Con esa finalidad llegó a Laishí, desde Italia, el constructor Blas Casadci, para iniciar inmediatamente las obras. Las dimensiones del emprendimiento eran extraordinarias para la época, por sus características arquitectónicas, por la utilización de materiales locales y porque los albañiles fueron los propios indígenas, a quienes hubo que iniciarlos en el oficio.
1934 - ESCUELA HOGAR SANTA CLARA DE ASÍS
En 1930, las Hermanas Educacionistas Franciscanas de Cristo Rey, de Yugoslavia, se habían comunicado con los Padres Franciscanos con la finalidad de establecer un asilo para niñas aborígenes:
"Del 24 de febrero de 1933 data el contrato, firmado en San Lorenzo por el Padre Giuliani y en Europa por la Madre Angelina. Por el se comprometen los Padres a hacer, en un terreno de cien hectáreas un edificio para las hermanas y sus pupilas...
Al fin, en 1934, pudo hacerse la toma de posesión por parte de nuestra Congregación. El 20 de septiembre llegaron a Laishí la Hermana Aurelia Planker, Superiora Provincial, la Hermana María Loreta Hutter, la Hermana Lidia Godina, la Hermana Evelina Vcrhovcr y la Hermana Magdalena Grzctic, y en presencia del Padre Superior, Pablo Rossi, y del Rvdo. Padre Pedro Iturralde, Vicario Foráneo, que estaba de visita, la Superiora Provincial tomó posesión.
Dejó luego la Comunidad formada por las tres hermanas que la acompañaban que, en consecuencia, son las fundadoras del Colegio Santa Clara de Asís.
La bendición c inauguración se realizó el 23 de septiembre de 1934. día de la invención del Cuerpo de Santa Clara de Asís, bajo cuya advocación y patrocinio se puso la fundación".
Las Hermanas comenzaron sus tareas atendiendo a las niñas indígenas, enseñándoles labores de granja y manualidades. Además, con la paciencia propia de las madres, han ido enseñándoles el dominio de la lengua española, tarea en la que los Padres habían obtenido escasos resultados.
Transcurridos los años veinte la Misión dejaba de ser un mundo exclusivamente indígena, e iba siendo infiltrado por el movimiento comercial y productivo del Territorio, cada día más activo. Su infraestructura urbana, única en el interior territorial, la convertía en un importante centro de interconexiones: Colonos en busca de peones capacitados para la agricultura, vendedores ambulantes, inmigrantes paraguayos y europeos en busca de trabajo o tierra.
Los Padres Franciscanos, decidieron darle un nuevo impulso a la actividad misionera, especialmente en el aspecto educativo, donde se venía arrastrando, desde los primeros tiempos, deficiencias que ya las había remarcado el Inspector Níklison en su informe:
Se decide implementar el sistema de internados dentro mismo de la Misión, propuesta realizada por el Ing. Elías Níklison quien a su vez estaba influenciado por la ideas provenientes de los Estados Unidos y Canadá donde se las implementaba en las reservaciones indígenas.
El proyecto fue madurando durante los últimos años de la década del veinte, época en que la orden franciscana tenía dificultades para encontrar el sucesor del Padre Buenaventura. Empieza a concretarse cuando, en 1928. el Convento de San Lorenzo recibe una donación de $ 45.000 para la creación de una Escuela Granja para niñas aborígenes. A tal fin los Padres buscan una Congregación de Hermanas que estén dispuestas a instalarse en la Misión, y nombran superior al Padre Pablo Rossi.
El Padre Pablo se hizo cargo de la administración en el año 1929, encontrándose con serias dificultades económicas para mantenerla en funcionamiento. La agricultura y sobre todo, el ingenio azucarero eran deficitarios.
Para llevar adelante el ambicioso proyecto de internados, encaró una profunda reordenación de la actividad productiva, centrándola en los obrajes y el aserradero (incluía carpintería y herrería) y en la ganadería mejorando las aguadas (molinos) e introduciendo el cebú. La fabricación de miel continuará solamente para el consumo interno mientras que se desalentará la agricultura para encausar la mano de obra indígena hacia los obrajes.
La prioridad del Padre Pablo fue la construcción del convento para las hermanas y sus pupilas, como también una escuela y la capilla.
Con esa finalidad llegó a Laishí, desde Italia, el constructor Blas Casadci, para iniciar inmediatamente las obras. Las dimensiones del emprendimiento eran extraordinarias para la época, por sus características arquitectónicas, por la utilización de materiales locales y porque los albañiles fueron los propios indígenas, a quienes hubo que iniciarlos en el oficio.
1934 - ESCUELA HOGAR SANTA CLARA DE ASÍS
En 1930, las Hermanas Educacionistas Franciscanas de Cristo Rey, de Yugoslavia, se habían comunicado con los Padres Franciscanos con la finalidad de establecer un asilo para niñas aborígenes:
"Del 24 de febrero de 1933 data el contrato, firmado en San Lorenzo por el Padre Giuliani y en Europa por la Madre Angelina. Por el se comprometen los Padres a hacer, en un terreno de cien hectáreas un edificio para las hermanas y sus pupilas...
Al fin, en 1934, pudo hacerse la toma de posesión por parte de nuestra Congregación. El 20 de septiembre llegaron a Laishí la Hermana Aurelia Planker, Superiora Provincial, la Hermana María Loreta Hutter, la Hermana Lidia Godina, la Hermana Evelina Vcrhovcr y la Hermana Magdalena Grzctic, y en presencia del Padre Superior, Pablo Rossi, y del Rvdo. Padre Pedro Iturralde, Vicario Foráneo, que estaba de visita, la Superiora Provincial tomó posesión.
Dejó luego la Comunidad formada por las tres hermanas que la acompañaban que, en consecuencia, son las fundadoras del Colegio Santa Clara de Asís.
La bendición c inauguración se realizó el 23 de septiembre de 1934. día de la invención del Cuerpo de Santa Clara de Asís, bajo cuya advocación y patrocinio se puso la fundación".
Las Hermanas comenzaron sus tareas atendiendo a las niñas indígenas, enseñándoles labores de granja y manualidades. Además, con la paciencia propia de las madres, han ido enseñándoles el dominio de la lengua española, tarea en la que los Padres habían obtenido escasos resultados.
Según lo reconocen los propios aborígenes fueron las mujeres educadas por las Hermanas las que difundieron el castellano en sus comunidades. Aún hoy, son las madres y abuelas indígenas que pasaron por el Colegio Santa Clara las que tienen un mejor dominio del español.
La Sra. Eleuteria Chasoná dice al respecto: "Yo estoy hablando así porque estuve en el Colegio de las Monjas. Porque si yo ponía mi esperanza en los políticos ¡no se! Iba a ser siempre una ignorante".
El internado para varones empezó a funcionar varios años más tarde, en 1940 y dejó de funcionar como tal antes de finalizar la década del cuarenta.
"Los varones vivían y dormían en el mismo edificio de los Padres y las niñas con las Hermanas. Pero un día se clausuró el internado de los varones. El motivo fue que de noche los muchachos iban a robar las niñas que estaban con las religiosas y huían al bosque para aparecer un año después con el fruto de su amor." (Fr. Simpliciano Gomiero).
El Internado para Niñas Santa Clara tendrá una continuidad mayor aunque a partir de la década del cincuenta no será exclusivamente para aborígenes.
Así como los Padres utilizaron la Banda de Música como recurso pedagógico con los varones, las Hermanas lo hicieron con el teatro. Montaban obras de Importancia entre las que se destacaba la escenificación de cuentos infantiles famosos como La Cenicienta. En ellas participaban también los varones.
Los esfuerzos y la elevada inversión realizados en pro de la educación no lograron los resultados esperados. "Los indígenas eran reacios a la escuela. Los alfabetizados eran muy pocos, los jóvenes eran un poquito más inversados en aprender.
Cuando un niño o una niña faltaba a las clases dos o tres días, la Directora del Colegio daba parte a la policía y entonces la policía castigaba al papa del alumno llevándolo preso por algunos días, y así su hijo o hija debía regresar a la escuela". (Fray Simpliciano Gomiero).
1940 - EL OBRAJE Y EL ASERRADERO
Durante la década del treinta Laishí fue tomando la fisonomía urbana que se prolonga hasta la actualidad:
“Llegaron en el pueblo unos italianos, el señor Fiori y los hermanos Casadci que le dieron un... aspecto civilizado al pueblo. Fernando Casadel, óptimo carpintero, tomó a su cargo el aserradero y la carpintería y su Hermano Blas, experto constructor, tiene el mérito de la construcción del edificio de la misión y anexos y de la Iglesia y colegio de las Hermanas y las viviendas del centro del pueblo. Fiori era ladrillero y enseñaba a los aborígenes a trabajar". (Fray Simpliciano Gomiero.
La Sra. Eleuteria Chasoná dice al respecto: "Yo estoy hablando así porque estuve en el Colegio de las Monjas. Porque si yo ponía mi esperanza en los políticos ¡no se! Iba a ser siempre una ignorante".
El internado para varones empezó a funcionar varios años más tarde, en 1940 y dejó de funcionar como tal antes de finalizar la década del cuarenta.
"Los varones vivían y dormían en el mismo edificio de los Padres y las niñas con las Hermanas. Pero un día se clausuró el internado de los varones. El motivo fue que de noche los muchachos iban a robar las niñas que estaban con las religiosas y huían al bosque para aparecer un año después con el fruto de su amor." (Fr. Simpliciano Gomiero).
El Internado para Niñas Santa Clara tendrá una continuidad mayor aunque a partir de la década del cincuenta no será exclusivamente para aborígenes.
Así como los Padres utilizaron la Banda de Música como recurso pedagógico con los varones, las Hermanas lo hicieron con el teatro. Montaban obras de Importancia entre las que se destacaba la escenificación de cuentos infantiles famosos como La Cenicienta. En ellas participaban también los varones.
Los esfuerzos y la elevada inversión realizados en pro de la educación no lograron los resultados esperados. "Los indígenas eran reacios a la escuela. Los alfabetizados eran muy pocos, los jóvenes eran un poquito más inversados en aprender.
Cuando un niño o una niña faltaba a las clases dos o tres días, la Directora del Colegio daba parte a la policía y entonces la policía castigaba al papa del alumno llevándolo preso por algunos días, y así su hijo o hija debía regresar a la escuela". (Fray Simpliciano Gomiero).
1940 - EL OBRAJE Y EL ASERRADERO
Durante la década del treinta Laishí fue tomando la fisonomía urbana que se prolonga hasta la actualidad:
“Llegaron en el pueblo unos italianos, el señor Fiori y los hermanos Casadci que le dieron un... aspecto civilizado al pueblo. Fernando Casadel, óptimo carpintero, tomó a su cargo el aserradero y la carpintería y su Hermano Blas, experto constructor, tiene el mérito de la construcción del edificio de la misión y anexos y de la Iglesia y colegio de las Hermanas y las viviendas del centro del pueblo. Fiori era ladrillero y enseñaba a los aborígenes a trabajar". (Fray Simpliciano Gomiero.
![Cuadro](/uploads/3/1/1/0/31103187/7891812.jpg?536)
En la década del cuarenta era ya un centro de interconexiones con la Capital del Territorio, con el sur del País y con otras localidades menores. La Ruta Nacional N° 11, construida en esa década, tenía en Laishí una parada obligada. Contaba con Hotel, Fonda y Surtidor Oficial de YPF.
Todas las construcciones de material que hoy conforman el Centro Histórico ya estaban en pie. Contaba con una red de agua corriente que servía a todas las casas que rodeaban la Plaza y el Convento.
La actividad obrajera, el aserradero y la construcción, promovidas por el Padre Rossi, sentaron las bases de la prosperidad de ese pequeño pueblo convirtiéndolo en algo más que una Misión Indígena.
En 1940 elaboraron 800 toneladas de madera aserrada y 710 toneladas de rollizos de quebracho. Seis años después casi se duplicó la producción de madera (1.300 toneladas) y se triplicó la de quebracho (2.146 toneladas).
El aserradero producía, principalmente, maderas duras para compradores de distinta procedencia. Los rollizos de quebracho eran comprados por la Compañía Argentina de Quebracho Marca Formosa que elaboraba tanino en la Capital del Territorio.
La Misión comercializaba, además, entre doscientos y trescientos vacunos al año, casi siempre con la Corporación Argentina de Productores de Carnes (CAP).
La planta distribuidora de agua estaba ubicada detrás del salón de actos de la Escuela San Francisco. Contaba con dos molinos de viento, seis tanques de 12.000 litros elevados sobre una estructura de madera dura. Los talleres, por su parte, tenían su propia instalación que contaba con una bomba a transmisión movida por un motor a vapor y un tanque australiano de 30.000litros. La perforación del Convento actualmente se utiliza como depósito de basura y la del taller se conserva aún bajo las ruinas.
Entre los entretenimientos de este pueblito laborioso y elegante se destacaban las periódicas "veladas de teatro" organizadas por las Hermanas en ocasión de las fiestas patrias o religiosas. Pero el más importante era el fútbol que se venia practicando desde los años veinte.
El equipo de fútbol de la Misión, integrado por aborígenes, era famoso.
1945-1950 - LOS COLONOS
Al Analizar la década del cuarenta, la actividad productiva de la Misión estaba centrada en el obraje y el aserradero, la agricultura ocupo un segundo plano. El P. Pablo, viendo lo dificultoso que resultaba establecer a una familia indígena en su chacra, requisito básico de una agricultura productiva, tuvo que canalizar la mano de obra Indígena hacia la actividad maderera.
"Es sabido que los Franciscanos tenían el poder de dar en nombre del Gobierno la escritura del terreno, de un campo o más, siempre si durante diez años se quedaban en el mismo lugar y trabajaban la tierra que tenían.
Esto nunca se llevó a cabo por superstición. Porque cuando fallecía uno de la familia de los indígenas quemaban el toldo o llevaban lo poco que tenían a otros lugares, por la creencia que el espíritu del fallecido estaba presente e Iba a aparecer a molestarlos. El miedo los hacía huir lejos". (Fray Simpliciano Gomiero).
Simultáneamente se desarrollaba, en toda la región este del Territorio, el auge del algodón que cada día necesitaba mayor superficie. El Gobierno Nacional ya había instalado desmotadoras en El Colorado (1940), en Ibarreta (1946), en Plrané (1949) y en Laguna Blanca (1949).
Como las tierras de los Departamentos Laishí y Formosa estaban en manos de unas pocas compañías, los campesinos sin tierras solamente podían ubicarse en los intersticios de las grandes propiedades u ocupar tierras de la Misión, que de las cuarenta y dos mil hectárea muy pocas eran ocupadas efectivamente por indígenas.
El Padre Pablo, al ver que este proceso era irreversible, opto por solicitar autorización al Gobierno Nacional para arrendar las tierras que no eran ocupadas por los aborígenes y dedicar lo recaudado al sostenimiento de la Misión que cada día se hacía mas difícil.
Fue así como los colonos internándose en los montes, limpiando un rozado y levantando el rancho, en el laborioso aislamiento de las chacras, se arraigaron y fueron convirtiendo a Laishí en un centro alrededor del cual se desarrollaron florecientes colonias agrícolas.
Este proceso de colonización era impulsado por la expansión del cultivo de algodón, cuya demanda iba creciendo tanto a nivel nacional como internacional.
Se fue multiplicando rápidamente el número de minifundistas en su gran mayoría de origen paraguayo, un segundo grupo de argentinos predominancia de correntinos y algunos polacos, alemanes e italianos.
1946-1950. LOS CONFLICTOS
A La ocupación de tierras por parte de los blancos era percibida como un despojo por los aborígenes. Aún hoy algunos ancianos reprochan al padre Pablo haberlos llevado a los obrajes con la intención de dejar libres las tierras para los blancos. Por otra parte, La Misión como tal que había perdido el aislamiento de las primeras décadas del siglo, seguía funcionando con el sistema económico tradicional (única compradora de la producción y única proveedora que utilizaba vales como moneda).
Esto le acarreará otros conflictos, sobre todo a partir de la asunción del Coronel Perón a la Presidencia, principalmente a causa del sistema de vales:
"Los pobre aborigen no conocían plata. Vale nomá, pero ahí en eso almacén que tienen los cura. Vale nomá.
En tiempo Perón hubo queja... Entonce, enseguida, vinieron los capo. Un día lunes llegaron. Siempre el aborigen lleva madera así el día lunes-quebracho. Entonce, era la Funda ante, ahí donde está Gene ahora. Ahí se llenó de auto, se juntaron mucho capo.
Trajo con toda máquina...Le preguntó a lo aborigen si alguno tiene ese vale...Mucho tenía lo aborigen ese vale.
Bueno, entró el Coronel en el almacén encontró platita y repartió. Pero el vale llevó lo capo. Trajeron al Pagre y le hablo que vo tené que dá plata a eso que vo le hace trábala en el obraje.
Bueno no hay problema dijo Pagre...De ahí quedo entristecido el Pagre Pablo". (Testimonio de Benedicto López).
El allanamiento realizado en el año 1947 por Gendarmería Nacional fue conducido con prepotencia por un Comandante disgustado con los frailes. De este modo La Misión fue obligada a cambiar de metodología:
"Cuando el gobierno peronista obligó pagar en efectivo a los indígenas, se crearon problemas enseguida. El dinero se fue en alcohol y hasta que uno tenía un centavo en el bolsillo era difícil pedirle el trabajo de Ir al bosque a cortar madera para el aserradero". (Fr. Simpliciano Gomiero).
Estas circunstancias incidieron negativamente en el espíritu del Padre Pablo que llevaba ya más de veinte años dedicados a la Misión y se veía injustamente atacado. Lo manifiesta en una carta dirigida al Director Nacional de Protección al Aborigen: Los conflictos parecían inevitables. Una Reducción Indígena con intenciones protectoras caminaba a contra mano de una sociedad cada día más pluralista, electoralista, mercantilista con nuevas leyes laborales.
Había, según lo manifestaron los propios frailes, intereses políticos y económicos que se movían para desestabilizarla:
Sin embargo crecía el descontento de los aborígenes que veían como la Misión era invadida por colonos blancos, lo que era percibido como una traición, ya que la Misión había sido establecida, originalmente, para ellos.
Cuando en los años cincuenta empezaron a establecerse, entre los tobas, los cultos evangélicos se ensanchó definitivamente la brecha que ya se había abierto entre los indios y los frailes:
"Cuando llegaron los evangélicos, se enojaron los curas y mandaron a la policía a molestamos durante el culto, y nos quitaron las herramientas y al final vendieron toda la tierra a los blancos" ( R. Lanagachi).
1951-1956. PADRE GREGORIO PECCHIA
Al finalizar la década del cuarenta, la Misión se encuentra en una situación muy crítica. El Padre Pablo cansado y desmoralizado por la falta de apoyo del Gobierno Nacional y de los propios franciscanos que ya deseaban dejar la Misión.
Fue muy difícil encontrarle un reemplazante. En 1949 vino el Padre Fray Eduardo B. Pino, sacerdote nativo de Laishí, quién al poco tiempo renuncia y abandona los hábitos. En 1951 se hizo cargo de la Misión el Padre Gregorio Pecchia, aunque el Padre Pablo permaneció con él un par de años más, durante los que fue delegando paulatinamente las funciones que había asumido por más de veinticinco años.
El Padre Gregorio, joven sacerdote italiano, reactivó la producción maderera, haciendo trabajar mis que nunca al aserradero. Había que proveer de maderas duras aserradas a Vialidad Nacional que estaba construyendo rutas en el Territorio.
Este último gran esfuerzo de la Misión tuvo una finalidad fundamentalmente social. Se buscaba que haya trabajo y que todos, aborígenes y criollos, "estén bien y tengan para defenderse", como decía el P. Gregorio. Se facilitaba el afincamiento de colonos de distintas procedencias quienes, por su mayor dinamismo, se convirtieron en el principal agente de crecimiento local.
En el aspecto religioso, a esta altura, era ya imposible cumplir con el objetivo constitucional de convertir a los indígenas al catolicismo.
La prédica Pentecostal se estaba diseminando exitosamente en las comunidades aborígenes.
La Misión fue perdiendo tal carácter para transformarse en la Parroquia de los blancos por un lado y por otro en Comisión de Fomento.
La reactivación del aserradero y los obrajes no fue prolongada. Vialidad redujo la demanda de maderas. Las reemplazaba por el hormigón armado. El Puente Nuevo fue construido en esa época, convirtiéndose en uno de los primeros puentes de cemento del Territorio. Además, el Padre Gregorio se verá obligado a abandonar la Misión a raíz de un accidente:
"El Padre Gregorio estaba observando el trabajo de los muchachos del taller que estaban alimentando el fuego para calentar las llantas de hierro para colocarlas en las ruedas de las alzaprimas. Era casi medio día y el fuego estaba débil; el Padre, para alimentar el fuego agarró un balde de gasolina y lo tiró al fuego. Imprudencia que podía serle fatal.
El fuego se le fue encima y tuvo tiempo de alejarse un poco, pero lo agarró a las espaldas. Los muchachos lo ayudaron en apagar el fuego de su hábito, pero ya la carne estaba en parte quemada y sufría enormemente.
Lo llevé al convento y fue llamado un médico de Formosa que trajo algún remedio, un ungüento para lenir los dolores, pero para sanar del todo pasó más de un mes.
Fue cuando él pensó de regresar a Italia y llegó a la Misión el Padre Francisco Quiberoni que tomó la dirección de los trabajos". (Fr. Simpliciano Gomiero).
PADRE SIMPLICIANO GOMIERO
El 12 de febrero de 1953 llega el Padre Simpliciano Gomiero quién asume el cargo de Cura Párroco de toda la zona sudeste con centro en Laishí. El mismo relata, en "Memorias de La Misión" (Manuscrito inédito), sus labores como misionero de las colonias:
"Llegué como Párroco y encontré al P. Pablo Rossi anciano sacerdote que se preparaba para regresar a Italia después de una estadía muy larga en Laishí. Estaba a cargo de la Parroquia y al mismo tiempo era administrador de la misma Misión. Tenía como ayudante al P. Gregorio Pecchia que se hizo cargo de la administración y, a mi llegada, la parroquia con sus numerosos parales y comunidades la atendí yo".
"Hay que recordar la peregrinación de la Virgen del Carmen en el arto 1953 que fue llevada por toda la diócesis. Fue llevada también en la Parroquia de Laishí comenzando desde Herradura y recorriendo la carretera hasta al colonia de El Colorado (hasta el río) quedando uno o varios días en algunas colonias: El Angelito. Laishi (dos días), Irigoyen,... y casi tres días en Villafañe.
En esta última localidad hubo un fervor grande y entre dos sacerdotes bautizamos mis de quinientos niños. Se podría averiguar en los libros de bautismos de la Parroquia de Laishí.
Nos ayudaron las maestras a tomar los datos de los bautizando. En Laishí participaron también los aborígenes, pero, salida la Imagen de la Virgen, no se vio algún cambio hacia nuestra religión.
Hay un refrán italiano que dice: "Passata la festa gabbato il santo" (pasada la fiesta engañado el santo). Para los indígenas fue nada más que un acto de fiesta”. El Padre Simpliciano, como todos los que "pisaron la huella del indio", no olvidará Laishí.
PADRE FRANCISCO QUIBERONI
"El Padre Francisco Quibcroni, quien puede ser considerado el último misionero, se encontró con serías dificultades que marcaron el final de La Misión: La dispersión de los aborígenes a otros lugares unto por su natural nomadismo como por la invasión de los así llamados blancos que venían para hacer sus propios negocios; esto hada imposible cumplir con el afincamiento de ciento cincuenta familias de agricultores aborígenes en La Misión para entregarles en propiedad las tierras como lo estipulaba el contrato con la Nación; problemas económicos e industriales que hacían difícil la colocación de la producción realizada con maquinarias precarias; el cambio fundamental de los criterios misioneros que habían guiado al Padre Buenaventura Giuliani y la falta de personal Idóneo e Idealista.
Estimo que ante estas dificultades los superiores decidieron dar por terminada las misiones Laishí y Tacaagle.
En el ño 1950 se comienza, ante la Nación, el proceso y recién en 1958 se termina". (Fray Salvador Gurrieri.
La administración del Padre Francisco Quiberoni no tuvo más remedio que suspender paulatinamente los trabajos, agudizando los conflictos, sobre todo con los aborígenes, según lo testimonia el jefe de maquinarias Don Gregorio Chasona: "Unico que se porto mal con nosotros era el finado Padre Francisco. Él nos suspendió para tres meses Esperamos... fuimos a cosechar... paso tres meses... y sigue nomá la suspensión, cuatro meses...
Entonces le dije: ¿Padre cuando vamos a trabajar? - Falta mucho todavía. - ¡Son cuatro meses ya! Ya cumplimos ya la suspensión. - ¡No! Falta todavía.
Y pasó, pasó, pasó otro mes. Me fui a la CGT... Ahí pago. Se enojó con migo. Pero no puede echarme. Pusimos abogado, no me acuerdo el nombre, un radical
El Padre Francisco empezó a vender todo eso: la locrera, desgranadora, el camión ¡Uff! Empezó a vender todo. Bravo era. No le quiere a los aborígenes".
La Orden Franciscana consciente de la situación tramitaba la rescisión del contrato que tenía con el Gobierno Nacional, para desligarse de los compromisos que los ataba a la cuestión indígena.
Esto se produjo en 1958 con el Decreto N* 11.364 firmado por el Presidente Arturo Frondizi el 16 de diciembre. En el mismo se disponía el traspaso de las tierras a la Provincia de Formosa y la propiedad de las mejoras e instalaciones, incluyendo el ex ingenio, los conventos y las viviendas históricas, a la Orden Franciscana.
Desde esa misma fecha gestionaron traspasar a manos privadas las actividades Industriales. La intención era dejarlas en manos de aquellos que se comprometieran a mantener las fuentes de trabajo y la planta de operarios especializados. El encargado de llevar adelante esta difícil etapa fue el Padre Salvador Gurrieri: "Fui enviado a esta Misión en 1960, de improviso y por una semana, a raíz de la conmoción cerebral que sufriera el Padre Quibcroni! y desde esa fecha, con algunos intervalos, estoy aquí en el 2000.
A mí me tocó estar al frente y ser el Intérprete de la orden ante los compradores, los paisanos y el gobierno".
1956-1958 - DE LA MISIÓN INDÍGENA A LA COMISIÓN DE FOMENTO
A mediados de la década de 1950 se iba gestando, entre los vecinos más activos, una conciencia civil que quería gobernarse Independientemente de los Padres. Se habían instalado algunos pequeños comercios particulares y la población no aborigen era muy numerosa.
"Ya era momento que llegaban gente de otro Lado a poblar Laishí. No había solamente indígenas. Teníamos entendido que los Padres ya habían cumplido con su cometido. Ahí nace la inquietud de crear la Comisión de Fomento que era la manera, para nosotros, de ir liberándose y que entre la población a formar un Pueblo, es decir, considerábamos que la misión de los Padres estaba cumplida y tenía que convertirse en Pueblo, para que termine todos esos conflictos que había con las sectas evangélicas.
Así, entre unos cuantos nos empezamos a movilizar.
Esa Comisión duró hasta 1958. Todo era ad honorem. La verdad que hacíamos muchos sacrificio, porque inclusive íbamos y veníamos con el presidente Don Roque Carccione.
Porque en todas las comisiones siempre hay uno o dos nomás que ponen siempre el hombro. Yo tenía una amistad muy grande con él. Andábamos juntos, él tenía una camioneta “la chatita” le decía.
Íbamos al Colorado para averiguar cómo se hacían los papeles para la Comisión de Fomento., porque allá estaban en eso. Por ahí veníamos acá a Formosa pero andábamos a fuerza de mucho sacrificio.
Cuesta mucho sacrificio crear una Comisión de Fomento. No teníamos nada. Y la verdad que Don Roque Carccione era muy activo con mucha inquietud. Pensábamos que era necesario tena una escuela laica para independizarnos de los Padres.
Eso nos enfrentó un poco con los frailes. Teníamos un poco de temor aunque yo no tenía temor porque sabía que era una cosa que tenía que ser. Tenía que salir ¿No cierto? No hacía falta pelear con nadie ni andar mal con nadie. Las primeras cosas que se hicieron fueron conseguir un subsidio para las hermanas, muebles para el juzgado y para la sala de primeros auxilios y, por supuesto, la creación de la Escuela Provincial N° 10 (hoy 210)". Testimonio de Don Toribío Sánchez, Secretario de la Primera Comisión de Fomento.
El proceso de provincialización del Territorio de Formosa, iniciado en junio de 1955 (Ley14.408) que culmina con la sanción de la Constitución Provincial (23/11/57) y continúa con la elección del primer Gobierno Constitucional (23/2/58), dio un especial impulso a las inquietudes locales.
En 1956 se constituyó la primera Comisión de Fomento de San Francisco de Laishí. Estuvo presidida por Don Roque Carccione, un enfermero de origen italiano, que cumplía funciones de médico rural, valiéndose tanto de la medicina científica como de la medicina popular.
CONCLUSIÓN: ENFRENTAR LOS DESAFÍOS QUE NOS PLANTEA EL FUTURO
San Francisco del Laishí nace con el pro-pósito de proteger al indígena de los efectos violentos de la conquista y de prepararlos para su integración a la sociedad nacional.
Sociedad que se imponía irremediablemente al tradicional estilo de vida indígena. Desde el principio, es diferente a los demás pueblos del interior provincial. Mientras éstos nacían como enclaves colonizadores al amparo de un fortín, diezmando la población aborigen o empujándolas hacia tierras inhóspitas, La Misión, por el contrario, con intenciones protectoras y pedagógicas, fue creando un ámbito social y productivo donde las relaciones entre aborígenes y colonos fueron armonizándose.
Nació como avanzada de progreso pero sin ánimo de expulsar al indígena, construyendo lo que es hoy un presente donde la convivencia de aborígenes, guaraníes y europeos le dan una fisionomía cultural propia.
Si bien la Misión no pudo cumplir totalmente con los propósitos que le dieron origen, son palpables los frutos de una obra eminentemente social y civilizadora. El misionero franciscano fundó un pueblo, levantó escuelas, creó fuentes laborales, inculcó hábitos de trabajo, inquietudes de progreso y amor a la patria. El adiestramiento laboral y educacional recibido por los Tobas les ayudó a adaptarse a la vida ciudadana, aunque la influencia franciscana sobre la sociedad Toba ha sido limitada, sobre todo en lo religioso y educativo.
El descuido del aprendizaje de la lengua indígena, la desvalorización de su idiosincrasia, cierta forma de asistencialismo paternalista, imposibilitaron una influencia más profunda.
En la segunda mitad de la década del cincuenta Laishí deja atrás la etapa misionera para convertirse en una parroquia desde el punto de vista religioso y en un pueblo con instituciones civiles desde el punto de vista político.
Durante la década del sesenta irán desarrollándose tas instituciones fundamentales de todo pueblo. Los últimos años de la década hasta mediados de la siguiente, son los años de mayor actividad económica y social.
Se instalaron los servicios públicos básicos {luz. agua, secundario. Juzgado, banco, asfalto). En el departamento Laishí se llegaron a sembrar más de quince mil hectáreas, fundamentalmente de algodón. Los productores se organizaban en cooperativas algodoneras y ligas campesinas, para mejorar la comercialización de sus productos y defender sus derechos especialmente la tenencia de la tierra.
En la segunda mitad de la década del setenta la parálisis del campo irá en aumento provocando un éxodo rural estimado en un 30% de la población rural. Porcentaje que se incrementará en las décadas siguientes.
A partir de 1983 se inicia una etapa que continua hasta el presente. El 30 de octubre coincidentemente con las elecciones generales, Misión Laishí, por primera vez elige directamente al intendente municipal y a los concejales.
Etapa democrática que coincide con la crisis algodonera y la paralización paulatina de toda actividad agrícola, que venía acentuándose a partir de 1976 hasta culminar en los años noventa.
Se condenaba a la desaparición a los pequeños productores agropecuarios cuyos campos pasan a engrosar los grandes establecimientos. Obligados a vender sus tierras, a aceptar trabajos cada vez más pobres o lisamente a emigrar, para sumarse a la creciente masa de indigentes de los pueblos y ciudades.
Situación que pone a la generación actual ante una serie de factores que inciden negativamente. Dificultades que. probablemente no serán mayores a las que tuvieron que enfrentar aquellos que, a principios de siglo, pusieron en marcha uno de los intentos civilizadores más importantes de la provincia.
Ni mayores que las dificultades que sortearon aquellos colonos pioneros que vinieron a poblar las zonas aledañas.
La generación actual, generación del centenario, reconociéndose en su historia puede encontrar la ocasión propicia para recibir conscientemente lo construido por las generaciones anteriores y desarrollar su propia creatividad a partir de lo heredado.
Agradecemos al señor Luis Alberto Silva por hacemos llegar este material el cual, por su extensión, ha sido resumido.
Todas las construcciones de material que hoy conforman el Centro Histórico ya estaban en pie. Contaba con una red de agua corriente que servía a todas las casas que rodeaban la Plaza y el Convento.
La actividad obrajera, el aserradero y la construcción, promovidas por el Padre Rossi, sentaron las bases de la prosperidad de ese pequeño pueblo convirtiéndolo en algo más que una Misión Indígena.
En 1940 elaboraron 800 toneladas de madera aserrada y 710 toneladas de rollizos de quebracho. Seis años después casi se duplicó la producción de madera (1.300 toneladas) y se triplicó la de quebracho (2.146 toneladas).
El aserradero producía, principalmente, maderas duras para compradores de distinta procedencia. Los rollizos de quebracho eran comprados por la Compañía Argentina de Quebracho Marca Formosa que elaboraba tanino en la Capital del Territorio.
La Misión comercializaba, además, entre doscientos y trescientos vacunos al año, casi siempre con la Corporación Argentina de Productores de Carnes (CAP).
La planta distribuidora de agua estaba ubicada detrás del salón de actos de la Escuela San Francisco. Contaba con dos molinos de viento, seis tanques de 12.000 litros elevados sobre una estructura de madera dura. Los talleres, por su parte, tenían su propia instalación que contaba con una bomba a transmisión movida por un motor a vapor y un tanque australiano de 30.000litros. La perforación del Convento actualmente se utiliza como depósito de basura y la del taller se conserva aún bajo las ruinas.
Entre los entretenimientos de este pueblito laborioso y elegante se destacaban las periódicas "veladas de teatro" organizadas por las Hermanas en ocasión de las fiestas patrias o religiosas. Pero el más importante era el fútbol que se venia practicando desde los años veinte.
El equipo de fútbol de la Misión, integrado por aborígenes, era famoso.
1945-1950 - LOS COLONOS
Al Analizar la década del cuarenta, la actividad productiva de la Misión estaba centrada en el obraje y el aserradero, la agricultura ocupo un segundo plano. El P. Pablo, viendo lo dificultoso que resultaba establecer a una familia indígena en su chacra, requisito básico de una agricultura productiva, tuvo que canalizar la mano de obra Indígena hacia la actividad maderera.
"Es sabido que los Franciscanos tenían el poder de dar en nombre del Gobierno la escritura del terreno, de un campo o más, siempre si durante diez años se quedaban en el mismo lugar y trabajaban la tierra que tenían.
Esto nunca se llevó a cabo por superstición. Porque cuando fallecía uno de la familia de los indígenas quemaban el toldo o llevaban lo poco que tenían a otros lugares, por la creencia que el espíritu del fallecido estaba presente e Iba a aparecer a molestarlos. El miedo los hacía huir lejos". (Fray Simpliciano Gomiero).
Simultáneamente se desarrollaba, en toda la región este del Territorio, el auge del algodón que cada día necesitaba mayor superficie. El Gobierno Nacional ya había instalado desmotadoras en El Colorado (1940), en Ibarreta (1946), en Plrané (1949) y en Laguna Blanca (1949).
Como las tierras de los Departamentos Laishí y Formosa estaban en manos de unas pocas compañías, los campesinos sin tierras solamente podían ubicarse en los intersticios de las grandes propiedades u ocupar tierras de la Misión, que de las cuarenta y dos mil hectárea muy pocas eran ocupadas efectivamente por indígenas.
El Padre Pablo, al ver que este proceso era irreversible, opto por solicitar autorización al Gobierno Nacional para arrendar las tierras que no eran ocupadas por los aborígenes y dedicar lo recaudado al sostenimiento de la Misión que cada día se hacía mas difícil.
Fue así como los colonos internándose en los montes, limpiando un rozado y levantando el rancho, en el laborioso aislamiento de las chacras, se arraigaron y fueron convirtiendo a Laishí en un centro alrededor del cual se desarrollaron florecientes colonias agrícolas.
Este proceso de colonización era impulsado por la expansión del cultivo de algodón, cuya demanda iba creciendo tanto a nivel nacional como internacional.
Se fue multiplicando rápidamente el número de minifundistas en su gran mayoría de origen paraguayo, un segundo grupo de argentinos predominancia de correntinos y algunos polacos, alemanes e italianos.
1946-1950. LOS CONFLICTOS
A La ocupación de tierras por parte de los blancos era percibida como un despojo por los aborígenes. Aún hoy algunos ancianos reprochan al padre Pablo haberlos llevado a los obrajes con la intención de dejar libres las tierras para los blancos. Por otra parte, La Misión como tal que había perdido el aislamiento de las primeras décadas del siglo, seguía funcionando con el sistema económico tradicional (única compradora de la producción y única proveedora que utilizaba vales como moneda).
Esto le acarreará otros conflictos, sobre todo a partir de la asunción del Coronel Perón a la Presidencia, principalmente a causa del sistema de vales:
"Los pobre aborigen no conocían plata. Vale nomá, pero ahí en eso almacén que tienen los cura. Vale nomá.
En tiempo Perón hubo queja... Entonce, enseguida, vinieron los capo. Un día lunes llegaron. Siempre el aborigen lleva madera así el día lunes-quebracho. Entonce, era la Funda ante, ahí donde está Gene ahora. Ahí se llenó de auto, se juntaron mucho capo.
Trajo con toda máquina...Le preguntó a lo aborigen si alguno tiene ese vale...Mucho tenía lo aborigen ese vale.
Bueno, entró el Coronel en el almacén encontró platita y repartió. Pero el vale llevó lo capo. Trajeron al Pagre y le hablo que vo tené que dá plata a eso que vo le hace trábala en el obraje.
Bueno no hay problema dijo Pagre...De ahí quedo entristecido el Pagre Pablo". (Testimonio de Benedicto López).
El allanamiento realizado en el año 1947 por Gendarmería Nacional fue conducido con prepotencia por un Comandante disgustado con los frailes. De este modo La Misión fue obligada a cambiar de metodología:
"Cuando el gobierno peronista obligó pagar en efectivo a los indígenas, se crearon problemas enseguida. El dinero se fue en alcohol y hasta que uno tenía un centavo en el bolsillo era difícil pedirle el trabajo de Ir al bosque a cortar madera para el aserradero". (Fr. Simpliciano Gomiero).
Estas circunstancias incidieron negativamente en el espíritu del Padre Pablo que llevaba ya más de veinte años dedicados a la Misión y se veía injustamente atacado. Lo manifiesta en una carta dirigida al Director Nacional de Protección al Aborigen: Los conflictos parecían inevitables. Una Reducción Indígena con intenciones protectoras caminaba a contra mano de una sociedad cada día más pluralista, electoralista, mercantilista con nuevas leyes laborales.
Había, según lo manifestaron los propios frailes, intereses políticos y económicos que se movían para desestabilizarla:
Sin embargo crecía el descontento de los aborígenes que veían como la Misión era invadida por colonos blancos, lo que era percibido como una traición, ya que la Misión había sido establecida, originalmente, para ellos.
Cuando en los años cincuenta empezaron a establecerse, entre los tobas, los cultos evangélicos se ensanchó definitivamente la brecha que ya se había abierto entre los indios y los frailes:
"Cuando llegaron los evangélicos, se enojaron los curas y mandaron a la policía a molestamos durante el culto, y nos quitaron las herramientas y al final vendieron toda la tierra a los blancos" ( R. Lanagachi).
1951-1956. PADRE GREGORIO PECCHIA
Al finalizar la década del cuarenta, la Misión se encuentra en una situación muy crítica. El Padre Pablo cansado y desmoralizado por la falta de apoyo del Gobierno Nacional y de los propios franciscanos que ya deseaban dejar la Misión.
Fue muy difícil encontrarle un reemplazante. En 1949 vino el Padre Fray Eduardo B. Pino, sacerdote nativo de Laishí, quién al poco tiempo renuncia y abandona los hábitos. En 1951 se hizo cargo de la Misión el Padre Gregorio Pecchia, aunque el Padre Pablo permaneció con él un par de años más, durante los que fue delegando paulatinamente las funciones que había asumido por más de veinticinco años.
El Padre Gregorio, joven sacerdote italiano, reactivó la producción maderera, haciendo trabajar mis que nunca al aserradero. Había que proveer de maderas duras aserradas a Vialidad Nacional que estaba construyendo rutas en el Territorio.
Este último gran esfuerzo de la Misión tuvo una finalidad fundamentalmente social. Se buscaba que haya trabajo y que todos, aborígenes y criollos, "estén bien y tengan para defenderse", como decía el P. Gregorio. Se facilitaba el afincamiento de colonos de distintas procedencias quienes, por su mayor dinamismo, se convirtieron en el principal agente de crecimiento local.
En el aspecto religioso, a esta altura, era ya imposible cumplir con el objetivo constitucional de convertir a los indígenas al catolicismo.
La prédica Pentecostal se estaba diseminando exitosamente en las comunidades aborígenes.
La Misión fue perdiendo tal carácter para transformarse en la Parroquia de los blancos por un lado y por otro en Comisión de Fomento.
La reactivación del aserradero y los obrajes no fue prolongada. Vialidad redujo la demanda de maderas. Las reemplazaba por el hormigón armado. El Puente Nuevo fue construido en esa época, convirtiéndose en uno de los primeros puentes de cemento del Territorio. Además, el Padre Gregorio se verá obligado a abandonar la Misión a raíz de un accidente:
"El Padre Gregorio estaba observando el trabajo de los muchachos del taller que estaban alimentando el fuego para calentar las llantas de hierro para colocarlas en las ruedas de las alzaprimas. Era casi medio día y el fuego estaba débil; el Padre, para alimentar el fuego agarró un balde de gasolina y lo tiró al fuego. Imprudencia que podía serle fatal.
El fuego se le fue encima y tuvo tiempo de alejarse un poco, pero lo agarró a las espaldas. Los muchachos lo ayudaron en apagar el fuego de su hábito, pero ya la carne estaba en parte quemada y sufría enormemente.
Lo llevé al convento y fue llamado un médico de Formosa que trajo algún remedio, un ungüento para lenir los dolores, pero para sanar del todo pasó más de un mes.
Fue cuando él pensó de regresar a Italia y llegó a la Misión el Padre Francisco Quiberoni que tomó la dirección de los trabajos". (Fr. Simpliciano Gomiero).
PADRE SIMPLICIANO GOMIERO
El 12 de febrero de 1953 llega el Padre Simpliciano Gomiero quién asume el cargo de Cura Párroco de toda la zona sudeste con centro en Laishí. El mismo relata, en "Memorias de La Misión" (Manuscrito inédito), sus labores como misionero de las colonias:
"Llegué como Párroco y encontré al P. Pablo Rossi anciano sacerdote que se preparaba para regresar a Italia después de una estadía muy larga en Laishí. Estaba a cargo de la Parroquia y al mismo tiempo era administrador de la misma Misión. Tenía como ayudante al P. Gregorio Pecchia que se hizo cargo de la administración y, a mi llegada, la parroquia con sus numerosos parales y comunidades la atendí yo".
"Hay que recordar la peregrinación de la Virgen del Carmen en el arto 1953 que fue llevada por toda la diócesis. Fue llevada también en la Parroquia de Laishí comenzando desde Herradura y recorriendo la carretera hasta al colonia de El Colorado (hasta el río) quedando uno o varios días en algunas colonias: El Angelito. Laishi (dos días), Irigoyen,... y casi tres días en Villafañe.
En esta última localidad hubo un fervor grande y entre dos sacerdotes bautizamos mis de quinientos niños. Se podría averiguar en los libros de bautismos de la Parroquia de Laishí.
Nos ayudaron las maestras a tomar los datos de los bautizando. En Laishí participaron también los aborígenes, pero, salida la Imagen de la Virgen, no se vio algún cambio hacia nuestra religión.
Hay un refrán italiano que dice: "Passata la festa gabbato il santo" (pasada la fiesta engañado el santo). Para los indígenas fue nada más que un acto de fiesta”. El Padre Simpliciano, como todos los que "pisaron la huella del indio", no olvidará Laishí.
PADRE FRANCISCO QUIBERONI
"El Padre Francisco Quibcroni, quien puede ser considerado el último misionero, se encontró con serías dificultades que marcaron el final de La Misión: La dispersión de los aborígenes a otros lugares unto por su natural nomadismo como por la invasión de los así llamados blancos que venían para hacer sus propios negocios; esto hada imposible cumplir con el afincamiento de ciento cincuenta familias de agricultores aborígenes en La Misión para entregarles en propiedad las tierras como lo estipulaba el contrato con la Nación; problemas económicos e industriales que hacían difícil la colocación de la producción realizada con maquinarias precarias; el cambio fundamental de los criterios misioneros que habían guiado al Padre Buenaventura Giuliani y la falta de personal Idóneo e Idealista.
Estimo que ante estas dificultades los superiores decidieron dar por terminada las misiones Laishí y Tacaagle.
En el ño 1950 se comienza, ante la Nación, el proceso y recién en 1958 se termina". (Fray Salvador Gurrieri.
La administración del Padre Francisco Quiberoni no tuvo más remedio que suspender paulatinamente los trabajos, agudizando los conflictos, sobre todo con los aborígenes, según lo testimonia el jefe de maquinarias Don Gregorio Chasona: "Unico que se porto mal con nosotros era el finado Padre Francisco. Él nos suspendió para tres meses Esperamos... fuimos a cosechar... paso tres meses... y sigue nomá la suspensión, cuatro meses...
Entonces le dije: ¿Padre cuando vamos a trabajar? - Falta mucho todavía. - ¡Son cuatro meses ya! Ya cumplimos ya la suspensión. - ¡No! Falta todavía.
Y pasó, pasó, pasó otro mes. Me fui a la CGT... Ahí pago. Se enojó con migo. Pero no puede echarme. Pusimos abogado, no me acuerdo el nombre, un radical
El Padre Francisco empezó a vender todo eso: la locrera, desgranadora, el camión ¡Uff! Empezó a vender todo. Bravo era. No le quiere a los aborígenes".
La Orden Franciscana consciente de la situación tramitaba la rescisión del contrato que tenía con el Gobierno Nacional, para desligarse de los compromisos que los ataba a la cuestión indígena.
Esto se produjo en 1958 con el Decreto N* 11.364 firmado por el Presidente Arturo Frondizi el 16 de diciembre. En el mismo se disponía el traspaso de las tierras a la Provincia de Formosa y la propiedad de las mejoras e instalaciones, incluyendo el ex ingenio, los conventos y las viviendas históricas, a la Orden Franciscana.
Desde esa misma fecha gestionaron traspasar a manos privadas las actividades Industriales. La intención era dejarlas en manos de aquellos que se comprometieran a mantener las fuentes de trabajo y la planta de operarios especializados. El encargado de llevar adelante esta difícil etapa fue el Padre Salvador Gurrieri: "Fui enviado a esta Misión en 1960, de improviso y por una semana, a raíz de la conmoción cerebral que sufriera el Padre Quibcroni! y desde esa fecha, con algunos intervalos, estoy aquí en el 2000.
A mí me tocó estar al frente y ser el Intérprete de la orden ante los compradores, los paisanos y el gobierno".
1956-1958 - DE LA MISIÓN INDÍGENA A LA COMISIÓN DE FOMENTO
A mediados de la década de 1950 se iba gestando, entre los vecinos más activos, una conciencia civil que quería gobernarse Independientemente de los Padres. Se habían instalado algunos pequeños comercios particulares y la población no aborigen era muy numerosa.
"Ya era momento que llegaban gente de otro Lado a poblar Laishí. No había solamente indígenas. Teníamos entendido que los Padres ya habían cumplido con su cometido. Ahí nace la inquietud de crear la Comisión de Fomento que era la manera, para nosotros, de ir liberándose y que entre la población a formar un Pueblo, es decir, considerábamos que la misión de los Padres estaba cumplida y tenía que convertirse en Pueblo, para que termine todos esos conflictos que había con las sectas evangélicas.
Así, entre unos cuantos nos empezamos a movilizar.
Esa Comisión duró hasta 1958. Todo era ad honorem. La verdad que hacíamos muchos sacrificio, porque inclusive íbamos y veníamos con el presidente Don Roque Carccione.
Porque en todas las comisiones siempre hay uno o dos nomás que ponen siempre el hombro. Yo tenía una amistad muy grande con él. Andábamos juntos, él tenía una camioneta “la chatita” le decía.
Íbamos al Colorado para averiguar cómo se hacían los papeles para la Comisión de Fomento., porque allá estaban en eso. Por ahí veníamos acá a Formosa pero andábamos a fuerza de mucho sacrificio.
Cuesta mucho sacrificio crear una Comisión de Fomento. No teníamos nada. Y la verdad que Don Roque Carccione era muy activo con mucha inquietud. Pensábamos que era necesario tena una escuela laica para independizarnos de los Padres.
Eso nos enfrentó un poco con los frailes. Teníamos un poco de temor aunque yo no tenía temor porque sabía que era una cosa que tenía que ser. Tenía que salir ¿No cierto? No hacía falta pelear con nadie ni andar mal con nadie. Las primeras cosas que se hicieron fueron conseguir un subsidio para las hermanas, muebles para el juzgado y para la sala de primeros auxilios y, por supuesto, la creación de la Escuela Provincial N° 10 (hoy 210)". Testimonio de Don Toribío Sánchez, Secretario de la Primera Comisión de Fomento.
El proceso de provincialización del Territorio de Formosa, iniciado en junio de 1955 (Ley14.408) que culmina con la sanción de la Constitución Provincial (23/11/57) y continúa con la elección del primer Gobierno Constitucional (23/2/58), dio un especial impulso a las inquietudes locales.
En 1956 se constituyó la primera Comisión de Fomento de San Francisco de Laishí. Estuvo presidida por Don Roque Carccione, un enfermero de origen italiano, que cumplía funciones de médico rural, valiéndose tanto de la medicina científica como de la medicina popular.
CONCLUSIÓN: ENFRENTAR LOS DESAFÍOS QUE NOS PLANTEA EL FUTURO
San Francisco del Laishí nace con el pro-pósito de proteger al indígena de los efectos violentos de la conquista y de prepararlos para su integración a la sociedad nacional.
Sociedad que se imponía irremediablemente al tradicional estilo de vida indígena. Desde el principio, es diferente a los demás pueblos del interior provincial. Mientras éstos nacían como enclaves colonizadores al amparo de un fortín, diezmando la población aborigen o empujándolas hacia tierras inhóspitas, La Misión, por el contrario, con intenciones protectoras y pedagógicas, fue creando un ámbito social y productivo donde las relaciones entre aborígenes y colonos fueron armonizándose.
Nació como avanzada de progreso pero sin ánimo de expulsar al indígena, construyendo lo que es hoy un presente donde la convivencia de aborígenes, guaraníes y europeos le dan una fisionomía cultural propia.
Si bien la Misión no pudo cumplir totalmente con los propósitos que le dieron origen, son palpables los frutos de una obra eminentemente social y civilizadora. El misionero franciscano fundó un pueblo, levantó escuelas, creó fuentes laborales, inculcó hábitos de trabajo, inquietudes de progreso y amor a la patria. El adiestramiento laboral y educacional recibido por los Tobas les ayudó a adaptarse a la vida ciudadana, aunque la influencia franciscana sobre la sociedad Toba ha sido limitada, sobre todo en lo religioso y educativo.
El descuido del aprendizaje de la lengua indígena, la desvalorización de su idiosincrasia, cierta forma de asistencialismo paternalista, imposibilitaron una influencia más profunda.
En la segunda mitad de la década del cincuenta Laishí deja atrás la etapa misionera para convertirse en una parroquia desde el punto de vista religioso y en un pueblo con instituciones civiles desde el punto de vista político.
Durante la década del sesenta irán desarrollándose tas instituciones fundamentales de todo pueblo. Los últimos años de la década hasta mediados de la siguiente, son los años de mayor actividad económica y social.
Se instalaron los servicios públicos básicos {luz. agua, secundario. Juzgado, banco, asfalto). En el departamento Laishí se llegaron a sembrar más de quince mil hectáreas, fundamentalmente de algodón. Los productores se organizaban en cooperativas algodoneras y ligas campesinas, para mejorar la comercialización de sus productos y defender sus derechos especialmente la tenencia de la tierra.
En la segunda mitad de la década del setenta la parálisis del campo irá en aumento provocando un éxodo rural estimado en un 30% de la población rural. Porcentaje que se incrementará en las décadas siguientes.
A partir de 1983 se inicia una etapa que continua hasta el presente. El 30 de octubre coincidentemente con las elecciones generales, Misión Laishí, por primera vez elige directamente al intendente municipal y a los concejales.
Etapa democrática que coincide con la crisis algodonera y la paralización paulatina de toda actividad agrícola, que venía acentuándose a partir de 1976 hasta culminar en los años noventa.
Se condenaba a la desaparición a los pequeños productores agropecuarios cuyos campos pasan a engrosar los grandes establecimientos. Obligados a vender sus tierras, a aceptar trabajos cada vez más pobres o lisamente a emigrar, para sumarse a la creciente masa de indigentes de los pueblos y ciudades.
Situación que pone a la generación actual ante una serie de factores que inciden negativamente. Dificultades que. probablemente no serán mayores a las que tuvieron que enfrentar aquellos que, a principios de siglo, pusieron en marcha uno de los intentos civilizadores más importantes de la provincia.
Ni mayores que las dificultades que sortearon aquellos colonos pioneros que vinieron a poblar las zonas aledañas.
La generación actual, generación del centenario, reconociéndose en su historia puede encontrar la ocasión propicia para recibir conscientemente lo construido por las generaciones anteriores y desarrollar su propia creatividad a partir de lo heredado.
Agradecemos al señor Luis Alberto Silva por hacemos llegar este material el cual, por su extensión, ha sido resumido.